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  • Uktumh

Una realidad en otra dimensión

Dernière mise à jour : 27 sept. 2019


Cuando estoy delante del animal en una comunicación, nunca sé lo que voy a descubrir.

En ocasiones, en el momento antes de entrar en comunicación con el animal en cuestión, en el momento en el que veo su fotografía, puedo tener una idea de su vivencia, de su carácter, de sus necesidades…pero esta secuencia de sensaciones o imágenes que percibo, desaparecen en cuanto entro en la comunicación animal. Esto se debe al simple hecho de que cuando estoy realmente con el caballo, el perro, el gato o cualquier otro animal en la comunicación, lo real se impone.

Una fotografía en la que vemos a un animal con las orejas echadas hacia atrás en señal de miedo, no querrá forzosamente decir que es un animal que sufre…quizá sencillamente tenga miedo de la máquina de fotos que le está apuntalando…

Es por eso que la comunicación animal no es solamente una comunicación intuitiva, y lo que sucede durante la comunicación animal es muy real.


Nunca olvidaré ese caballo frisón que se impuso a mí a través de Pam, preciosa yegua a la que estaba trabajando por un cólico:

Durante la comunicación con Pam, ésta me enseñaba su box en la clínica, el olor y el frescor del cemento…Recuerdo que todo sucedió durante mi último tratamiento con ella ya que, contra todo pronóstico, se había curado y al día siguiente volvería a casa.


Al finalizar el tratamiento, tuve de repente la imagen de un caballo frisón. Estaba preocupado. Podía sentir que pedía ayuda. Y éste comenzó a enviarme imágenes de otro caballo con el que había venido pero al que hacía unas horas, quizá un día, ya no veía. Este caballo, de una belleza espectacular, sufría porque no sabía si su compañero estaba bien o no. Y esta sensación de frustración y de inquietud me atravesó el cuerpo como un rayo. Su sufrimiento era el mío y se quedó impreso en cada célula de mi cuerpo.


En el debriefing final con la responsable de Pam, le hablé de este caballo negro azabache. Ella me confirmó que en el box contiguo del de su yegua, había un caballo frisón, pero que no tenía ningún tipo de información. Le pedí que hablase con los veterinarios para conocer su historia porque, si vino a mí, era porque necesitaba poner un bálsamo de paz en alguna herida emocional.


Efectivamente el frisón vino con otro caballo que, por desgracia, falleció en el quirófano el día anterior. Los dos amigos habían contraído un virus.


El sufrimiento y la inquietud del caballo frisón eran por desgracia muy reales. Sólo necesitaba saber dónde y cómo estaba su amigo.


De manera general para todos los animales, pero sobre todo para los perros, que sufren de ansiedad por separación, necesito algunos tratamientos para tranquilizarles y para ayudarles a desprenderse de las memorias celulares dolorosas que provocan esta ansiedad.

Pero en ocasiones una sola comunicación puede liberar años de sufrimiento. Y éste fue el caso de Tupac.


Durante años, Tupac destrozaba todo lo que encontraba cada vez que se quedaba solo en casa. Junto con sus responsables, decidimos trabajar a Tupac durante una semana: Un día de comunicación para comprenderles y comprender sus necesidades y el resto de la semana para trabajar sus miedos.

Durante el primer día de la comunicación tuve la sensación de que Tupac “vaciaba su mochila”: imágenes, memorias, sentimientos…todo venía a una velocidad que nunca antes había conocido.

Al día siguiente, preparándome para comenzar los tratamientos sobre la memoria celular para ayudar a liberarla de todas esas imágenes recibidas el día anterior, su responsable me llamó para decirme que la perrita se quedó tranquila y sola en casa tras el primer día de comunicación.


En ciertas ocasiones, algunas historias y algunos animales se presentan en las comunicaciones sin estar invitados, como la maravillosa historia del frisón. En otras ocasiones los animales sólo esperan ser escuchados y, en ese momento, cosas maravillosas pueden llegar a suceder, como la historia de Tupac.


Personalmente todo esto me demuestra cada día que la comunicación animal es muy real. Ciertamente podemos tener intuiciones al mirar una fotografía o estando en presencia de un animal, pero para tener informaciones en ocasiones muy profundas y paralelas como el caso del frisón, la comunicación animal se impone a cualquier otro tipo de práctica.




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