Miedo, apatía, anorexia, ansiedad de separación, depresión

Leire y Kim

Contacté con Gemma a través de mi madre. La verdad es que me sentía desesperada porque los episodios de pánico de Kim se habían agravado mucho y cada vez eran más frecuentes.

Había seguido todos los consejos  que me habían recomendado los educadores caninos con los que había hablado pero nada parecía surtir efecto así que me sentía muy perdida sobre cómo afrontar la situación.

Gemma me calmó mucho desde el primer momento y tras dos sesiones en las que, a parte de buscar la forma de entender y ayudar a Kim, me dio detalles sobre ella que yo no le había comentado en ningún momento.

No podría explicar de qué manera pero lo cierto es que esos episodios cesaron, al principio pensé que podría ser alguna extraña coincidencia, quizás algo había cambiado en el edificio coincidiendo con las comunicaciones, pero lo que me confirmó que realmente algo había cambiado fue una mañana que salimos a pasear. Iba con Kim y Valentina, otra perrita 

El caso es que aquella mañana en nuestro paseo nos cruzamos con un hombre que llevaba nada menos que 3 perros sueltos! Me sobresalté mucho y traté de buscar la forma de avanzar lo más rápido posible y alejándome de ellos la máxima distancia que me permitía el camino. Pero el hombre vino a hablarme y en ese momento se me tensó hasta el último músculo del cuerpo, para mi sorpresa, Kim tuvo una actitud de calma que jamás había tenido, estaba desconocida, ella estaba tranquila y por primera vez en los 5 años que lleva Kim con nosotros, pude mantener una conversación con un hombre y sus 3 perros merodeando alrededor... cuando continúe mi camino, se me saltaron las lágrimas.

No sabría explicar qué es lo que ha ocurrido, de qué manera Gemma ha llegado a Kim, pero la realidad es que después de las comunicaciones de Gemma, Kim no ha vuelto a tener esos ataques de pánico y está más tranquila con la presencia de otros perros.