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Trocitos de espejo

Dernière mise à jour : 27 sept. 2019


Nuestros animales “nadan” en nuestra energía.


Hace diez años nunca hubiera imaginado que esto pudiera ser tan real para nuestros animales. Todo comenzó el día en el que pedí ayuda a Laila del Monte, pionera mundial en comunicación animal, para mi perro Charly que mostraba signos de una ansiedad excesiva.


Charly fue un perro cruelmente abandonado y yo pensaba que todo su estrés venía de esta “primera” vida completamente desconocida y ajena a mis ojos. Cuál fue mi sorpresa cuando Laila, que en aquella época no me conocía absolutamente de nada, empezó a identificar cosas sobre mí que eran la causa del estrés de Charly.

Charly nadaba en mi energía como si ésta fuera su líquido amniótico.


Laila me aconsejó experimentar las Terapias Esenias y Egipcias sobre las que nunca había oído hablar. Sin pensarlo dos veces y, por el bienestar de Charly, fui a una consulta y el resultado fue increíble. La toma de conciencia de mi estrés y algunas sesiones de estas terapias fueron suficientes para ver a Charly más relajado, más ligero, más encarnado en su cuerpo.


El sufrimiento y la ansiedad se desvanecieron de repente. Para él y para mí.


Ese día decidí cambiar mi vida por completo. Me formé en la Comunicación Animal y en las Terapias Esenias y Egipcias ya que experimenté y comprendí que en ocasiones no es suficiente trabajar solo con el animal para que éste pueda (re)encontrar su equilibrio.


Los años y la experiencia han dado resultados muy bellos. En muchas ocasiones he visto cómo nuestros animales mimetizan las predominancias emocionales según nuestro carácter (miedo, estrés, ansiedad, desconfianza, protección..) e incluso en otras ocasiones son los problemas físicos los que ellos absorben.


Recuerdo la comunicación con un gato desaparecido desde hacía meses. Durante la comunicación sentí una molestia tremenda en su estómago. Éste estaba muy hinchado y el gato tenía dificultades a caminar. Encontraron al gato algunos días más tarde y su vientre, bajo mi sorpresa, mostraba una gran protuberancia que apenas le permitía caminar. Durante la conversación con su responsable, supe que ésta tenía por desgracia un cáncer de colon que no lograba aceptar y contra el que le costaba luchar. Tras algunas sesiones de Terapias Esenias y Egipcias, la responsable del gato comenzó a hacer frente a la situación y a vivir la enfermedad en la aceptación. Algunos días más tarde, la señora me llamó para decirme que la protuberancia en el vientre del gato había desaparecido.


En ocasiones he escuchado que los animales “cogen” nuestros males conscientemente para liberarnos de un malestar físico o emocional… Personalmente, creo que no podemos afirmar que los animales desean enfermar conscientemente. Tras estos años de experiencia, considero que los animales son seres tan sensibles, en particular cara a nosotros y a su hábitat, que sencillamente se impregnan de lo que desprendemos. Y todo ello, inconscientemente.


Recuerdo también a un perro que tenía muchísimo miedo a todo: a los otros perros, a los coches, a los paseos en el bosque…

Durante la comunicación sentí que este perro tenía una “mamá protectora” desde el día en el que nació. A tal punto que la señora cortó el instinto animal de “su bebé”. En cada paseo, cuando acontecía el mínimo suceso que se revelaba como un peligro para ella (otro perro, aunque fuera amable, un coche, aunque estuviera lejos…), la señora cogía a su perrito en brazos bajo un pánico y un estrés difíciles para ella de gestionar. El perro absorbía lo que la señora emanaba y el círculo vicioso no tenía fin.


Durante el trabajo realizado con la señora, ésta tuvo una toma de conciencia de dónde provenía esta necesidad de protección. Poco a poco, al liberarse ella misma de sus fantasmas del pasado, empezó asimismo a liberar a su perro de sus miedos… y el perro pudo así comenzar a experimentar los paseos y la sociabilización.


Nuestros animales, nuestros bebés, nuestros amigos, nuestros fieles compañeros…poco importa cómo les llamemos. En tanto que responsables es importante comprender que en ocasiones pueden reaccionar como trocitos de espejo.


En este caso es muy importante saber escucharlos, ya que a menudo sus reacciones son las consecuencias de las nuestras.


Es a través de esta toma de conciencia y a través de un trabajo sobre uno mismo, que nuestros animales y nosotros mismos podremos vivir en armonía.




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